viernes, 6 de marzo de 2009

Libertad de expresión

El perro ladraba cada vez que me acercaba a coger el agua oxigenada para limpiarme la sangre del arañazo que me propinó el gato que intentaba vacunar. Mientras el otro perro levantó la pata y orinó en la puerta de la consulta. ¡Quién pudiera expresarse con tanta libertad!

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